Por: Psic. Diana Sosa @psicodelboxeo
¿Sabías que Joe Frazier, uno de los mejores boxeadores de peso pesado (medalla de Oro en los Juegos Olímpicos de Tokio en 1964 y quien protagonizó grandes peleas con Muhammad Alí) era diabético?
La diabetes es un padecimiento crónico degenerativo que ha ido creciendo de manera desmesurada con el paso del tiempo y cada vez es más común en la actualidad (debido a que un tipo de diabetes es provocado por la obesidad y los malos hábitos alimentarios). La Organización Mundial de la Salud dice que en el mundo hay más de 347 millones de personas con diabetes. Los deportistas tampoco están exentos de presentarla, sin embargo ésta puede no influir en sus actividades deportivas si el atleta es cuidadoso con su salud.
La diabetes no impide tener una vida normal a una persona, siempre y cuando su alimentación sea adecuada y se encuentre bajo estricta vigilancia profesional. Lo mismo pasa con el deportista, el tener el diagnóstico de diabetes no le va a impedir realizar sus entrenamientos o competencias siempre y cuando esté supervisado de manera constante por un médico, quien es el indicado para dale tratamiento farmacológico y un nutriólogo, quien le va a proporcionar un plan de alimentación adecuado a las necesidades del diagnóstico y acorde al deporte que practica.
Si el deportista (de la rama que sea) sigue al pie de la letra las indicaciones de los profesionales de la salud y mantiene buenos hábitos, su funcionalidad será igual a la de otro deportista que no esté diagnosticado con diabetes. Las indicaciones y las prohibiciones serán las mismas y el éxito del tratamiento de la diabetes siempre depende de la responsabilidad del cumplimiento del tratamiento de quien la padece (sin olvidar los controles de glucosa frecuentes y de manera estructurada).