Por: Psic. Diana Sosa (miembro del Claustro Docente de la WBC University).
Está científicamente comprobado que fomentar el deporte en niños y adolescentes contribuye a un sano crecimiento, a una salud mental óptima y a una excelente socialización en esas tan importantes etapas en la vida.
Cuando un niño lleva a cabo un deporte, generalmente es por medio de actividades lúdicas que estimulan su mente, por lo tanto, los entrenadores o maestros de educación física escolar, tienen que estar capacitados en el amplio espectro del estudio de la niñez. Así mismo en la adolescencia, ya que es una etapa de cambio evolutivo y por ende la intervención del deporte influirá en la formación del carácter y temperamento del joven.
Es crucial que los padres de familia apoyen a los niños y adolescente mexicanos en la motivación de la iniciación y permanencia en el deporte, cuando México ocupa ahora mismo el 1er lugar en obesidad infantil en todo el mundo.
La motivación de los padres de familia debe ser cuidadosa, ya que en muchas ocasiones obligan a los niños a realizar una actividad que no les gusta, pero que a los progenitores sí. Esto solo causa estrés, desagrado y frustración en los infantes, situación que puede provocar falta de atención y concentración y propiciar una lesión deportiva.
Los padres deben ser también cuidadosos en la elección del lugar y el entrenador en caso que la actividad sea fuera de la escuela, ya que como menores de edad deben siempre tener la aprobación, vigilancia y custodia de un adulto consciente y responsable. Vamos a poner un ejemplo: el niño o el adolescente desean practicar boxeo. Éste es uno de los mejores deportes, pero que necesita mucho carácter y decisión por parte de quien lo practica.
El boxeo es una gran elección ya que va a fomentar valores como la responsabilidad, la constancia, disciplina y el respeto al oponente. Álvaro Conradi León (en la foto) especialista en entrenamiento en boxeo infantil y adolescente en España, asevera que “es fundamental informar a los niños, darles un objetivo, una meta y también una razón para exigirse”
Sin embargo al ser un deporte de combate y considerado de alto riesgo, los padres deben ser los principales vigilantes de que todo en el entrenamiento esté bajo control y seguridad, es decir, que las personas que den clases estén certificadas, que exista un trato de respeto e igualdad en todos los niños, que no los obliguen a realizar sparrings en contra de su voluntad. En caso que lleguen a hacer sparring o los adolescentes participen en algún torneo, sea en el momento preciso previo una preparación con bases técnicas suficientes y respetando todos los lineamientos y reglamentos que existen en los organismos que velan por la niñez y adolescencia (por ejemplo, el WBC Amateur). Todo lo anterior para evitar situaciones que pongan en riesgo la vida de los niños, ya que el boxeo no admite margen de error.
El boxeo además mejora la velocidad, la coordinación, fuerza y condición física en la población infanto-juvenil, no sin omitir que (como todo deporte) es un excelente preventor para que se cometan conductas indeseables como consumo de sustancias adictivas a edades tempranas.