Por: Psicóloga Diana Sosa, miembro del Claustro Docente de la WBC University.
Los boxeadores son seres humanos antes que ser grandes deportistas. Por lo tanto y como cualquier individuo, padecen situaciones que pueden llegar a alterar sus emociones.
¿Te has preguntado qué sienten cuando les cancelan una pelea? ¿Cuándo firman un contrato? ¿Cuándo tienen que separarse de su familia porque se tienen que concentrar largos meses para prepararse ante una pelea importante? ¿Cuándo tienen que entrenar a pesar de haber perdido a un ser querido o tener una ruptura amorosa? ¿Cuándo reciben fuertes críticas sobre su desempeño o su aspecto físico, después de haber peleado? Todas estas emociones deben manejarlas al mismo tiempo que deben estar concentrados en su preparación, entrenar arduamente y estar al pendiente de las necesidades de su equipo y también de su familia.
Como todas las personas pueden tener momentos en que algunas situaciones los rebasen emocionalmente hablando y puedan colapsar. Lo importante aquí es que no caigan en el consumo desmedido de alimentos de mala calidad o el abuso de bebidas alcohólicas para poder sobrellevarlas, ya que lo anterior podría ser bastante desfavorable para ellos porque cualquier exceso de cualquier índole afecta directamente su desempeño y su carrera.
¿Cómo podría manejar un boxeador las altas y bajas emocionales, sin caer en ningún exceso en su alimentación y así cuidar su peso? Las respuestas dependen de cada boxeador, no podemos decir una sola. Sin embargo, sí podemos inferir que cuando ellos se acercan a un profesional de la salud (en este caso el psicólogo), van a tener un mejor resultado en el manejo de sus emociones y en la resolución de sus conflictos internos.
Cuantas veces no hemos escuchado las frases como “voy a comer algo dulce porque estoy ansioso”, “necesito carbohidratos porque estoy deprimido” “yo creo que un trago de alcohol me ayudará a relajarme” “merezco comer lo que yo quiera después del pesaje porque ya me maté de hambre durante la preparación” lo cual es totalmente erróneo y son mitos concernientes a mitigar un estado de ánimo con algún alimento o bebida.
En la vida cotidiana, los boxeadores también se van a enfrentar a diversas situaciones donde deben elegir de manera cuidadosa y asertiva, anteponiendo su carrera. Además de lo anteriormente mencionados, deben ser capaces de controlar la ansiedad en momentos sociales, por ejemplo: una fiesta, una reunión, una celebración o cualquier evento social al que asistan. Aquí resurge la importancia de otro profesional de la salud que debe también ir de la mano en la preparación del boxeador y es el nutriólogo. Éste va a poder orientarlo sobre cómo proceder en este tipo de situaciones sin que éstas sean un calvario o el deportista “se mate de hambre”.
Es totalmente normal que en días de calor se apetezca una cerveza o un día festivo como Navidad queramos un pedazo de pastel. La clave está en las porciones y en estar coordinados con el nutricionista para que no afecte de manera extrema antes que nada la salud y el peso.
La elección de los alimentos del boxeador no debe estar influida por los estados de ánimo. La comida es necesaria para satisfacer una necesidad primaria como lo es el hambre, pero es simplemente comida y un premio o un castigo. No se debe de dejar de comer en la preparación para llegar al peso y no debe de haber atracón después del pesaje para “reponerse” después de toda la deshidratación.
Si se llegase a relacionar la comida o la bebida con estados de ánimo o para resolver situaciones emocionales (de ansiedad o depresión), se corre el riesgo de tener oscilaciones de peso y tener propensión de daños a la salud.
También se sugiere que cuando los boxeadores no estén en periodo de preparación y/o concentración, tengan lo que denomina “descanso activo”, es decir, no abandonar por completo la actividad física y realizar de manera leve intermitente caminatas, trotes o ejercitarse de manera leve a moderada. Recordemos que la actividad física o el ejercicio generan en el organismo una sustancia que se llaman “endorfinas”, mismas que nos ayudan a manejar y controlar la ansiedad.
Así mismo, es fundamental que los pugilistas y su equipo siempre se rodeen de profesionales de la salud que los orienten ante cualquier situación que pudieran presentarse con respecto a dudas con respecto a su salud física pero también la emocional.