Por: Psic. Diana Sosa.
¿Por qué no se debe “inflar” a los deportistas?
Psicóloga especialista en boxeo. @psicodelboxeo
En la psicología del deporte se espera que el deportista sea un individuo con un buen índice de confianza que le permita estar motivado para destacar, conocer sus alcances pero también los límites que tiene.
La confianza es un punto que el deportista debe trabajar, ya que es crucial para el desempeño de su carrera, no importa la rama que practique.
Debe lograr un balance en la confianza, es decir que debe confiar en él de manera justa, ni más ni menos. Tiene que lograr colocarse en un punto medio entre sus capacidades, logros y límites siendo lo suficientemente fuerte e inteligente para no demeritarse ni para exacerbarse, es decir, no irse a los extremos.
¿Qué sucede cuando un deportista tiene baja confianza en sí mismo? Lo más probable es que su rendimiento sea menor, se compare con otros de manera negativa, resalte sus defectos y tenga pensamientos pesimistas como “no sirvo para esto, siempre pierdo, nunca voy a mejorar, los otros son mejores que yo”.
La contraparte es el exceso de confianza. Su rendimiento también puede entorpecerse porque tiene la creencia errónea que “nadie es mejor que yo y por lo tanto no necesito entrenar o esforzarme demasiado”. Sus pensamientos son distorsionados como “solo yo soy el mejor, ya no puedo mejorar más porque mi técnica es perfecta, no hay rival suficiente para mi, la derrota no existe”.
Ese punto medio anteriormente mencionado se logra mediante un equilibro entre reconocer logros que se han tenido, pero siendo consciente que los éxitos siempre son resultantes de los esfuerzos. También siendo realistas y teniendo en cuenta que no siempre se va a ganar, que las derrotas son parte inherente de la carrera y que éstas mismas pueden ser un parteaguas de crecimiento; que hay otros deportistas de buena calidad, que la perfección no existe, que es el éxito un factor que depende de varios componentes como modificaciones en los entrenamientos, constancia, perseverancia y paciencia.
Los entrenadores y el equipo que rodean al deportista deben siempre de estar al pendiente si se encuentra presentando actitudes extremas de confianza, ya que en muchas ocasiones el atleta no se da cuenta de que “esta mal”. Debe haber una comunicación adecuada para poder asesorarlo y concientizarlo sobre la importancia de buscar ayuda profesional en caso de ser necesario.
El entrenador también lleva una parte muy importante en el proceso de trabajar la confianza, ya que la cercanía y convivencia diaria le permiten tener una gran influencia en el deportista. Debe motivarlo, alentarlo y fomentar en él valores deportivos como la humildad, la honestidad, el reconocimiento del éxito ajeno y el respeto a los rivales con los que se va a enfrentar.
Se maneja en México un término denominado “inflar al deportista” y esto es que todo aquel que lo rodea (incluyendo primeramente al entrenador) enaltece su confianza en exceso, no lo retroalimenta de manera objetiva y refuerza la distorsión de sus pensamientos, lo cual es de pésimo augurio ya que el deportista al enfrentarse a la realidad lo más seguro es que no cuente con bases emocionales sólidas que se requieren para enfrentar los baches y las derrotas que se presente en su carrera deportiva.