Nelson Vargas.
PERFIL
Seguramente los aficionados mexicanos no son los únicos que en el regreso a los
diferentes estadios, arenas, auditorios, etc., han protagonizado bochornosos episodios de
violencia y del mentado grito que tan mala reputación nos ha hecho en muchos niveles. Sin
embargo, en nuestro país y sobre todo en el futbol, hemos visto peleas, invasiones de cancha,
insultos discriminatorios y algunas otras cosas. Muy poco espectáculo, eso sí.
Sociólogos y psicólogos apuntan a problemas que se recrudecieron con el encierro y que
ahora que hemos regresado a los grandes eventos, los ánimos están desbordados, como si se
tratara de una olla de presión, vaya. Otros aseguran que lo del grito es una especie de
protesta ante lo poco que ofrecen los equipos. Como sea, en ambos casos, en el de la
discriminación y la violencia, hace falta mano dura de las autoridades porque el deporte
no se puede estar manchando de ese tipo de cosas.
Lamentablemente, este tipo de comportamientos en el deporte son un reflejo de nuestra
sociedad, que desgraciadamente mantiene estos altos indicadores de violencia en todos los
niveles. Desafortunadamente cada día nos es más difícil entender la vida sin la violencia, y
no es querer normalizarla, sino que siempre estamos alertas para no estar en peligro, cuando
debería ser todo lo contrario.
Incluso hemos visto, por las redes sociales, juegos de llano que terminan a balazos. No es
que antes no hubiera broncas en esos partidos, pero lo de hoy en día es terrible, tanto como
ver a un hombre en un palco del Estadio Azteca con una pistola. Nos hemos podrido tanto
como sociedad que ya nada se salva.
Y también existe otro tipo de violencia, la que le hacen a nuestros atletas con el abandono y la
desigualdad. Esa que está amparada en la corrupción y la impunidad, y que tanto lastima
a los atletas que buscan cumplir con su ciclo. Esa violencia también se tiene que perseguir y
castigar. ¿Qué nos pasa a los mexicanos?, ¿qué nos pasa a la humanidad?
Profesor.