Europa conquistó América, pero América conquistó al fútbol
Javier Briseño Domínguez
El fútbol fue inventado en Inglaterra a finales del siglo XIX, ahí se instauraron las reglas básicas del juego y ahí se comenzó a popularizar al grado de rebasar las fronteras y los océanos hasta llegar al continente americano.
A comienzos del siglo XX, igual en Europa y para ser más precisos en Francia, se crea la Federación Internacional de Futbol Asociación, mejor conocida como FIFA, un 21 de mayo de 1904 en donde firman el acta fundacional las federaciones de Francia, Bélgica, Dinamarca, España, Holanda, Suecia y Suiza.
De esta manera el futbol tuvo sus inicios en el ‘viejo continente’ pero fue de este lado del ‘charco’ que el balompié cobró vida con selecciones que desarrollaban un estilo de juego muy diferente al europeo, que alegraba a los estadios y también el alma de los aficionados.
Uruguay, uno de los países más pequeños del ‘nuevo mundo’ había sorprendido al mundo con su estilo de juego combativo, pero a la vez desenfadado y alegre a las pupilas que le permitió coronarse en los Juegos Olímpicos de París 1924 y Ámsterdam 1928, en estos últimos disputando el campeonato con el país vecino: Argentina.
Mientras Estados Unidos y el mundo, sufrían los estragos de la crisis económica de 1929, a consecuencia de la caída de la bolsa de Nueva York, el francés Jules Rimet, en ese entonces presidente de la FIFA, había decidido crear el primer Campeonato del Mundo, que a la postre se convertiría en uno de los eventos deportivos más importantes del planeta.
Se diseñó el trofeo en una representación de la diosa griega Nike (no la marca deportiva) o también conocida como la diosa de la victoria, la cual se presentaba como una mujer alada que sostiene una copa con los dos brazos por encima de su cabeza, iba montada sobre una base de mármol, medía 30 centímetros y contenía 3.8 kilogramos de oro puro.
De igual forma se abrieron las candidaturas para ser sede del torneo en donde se postularon Hungría, Italia, Suecia, España, Holanda y Uruguay. El antecedente del bicampeonato olímpico y los festejos del centenario de su independencia abrirían la puerta para que los sudamericanos albergaran la justa.
Uruguay se dio a la tarea de crear un estadio, en ese entonces moderno en cuestión de pocos meses, el cual sería bautizado como «El Centenario» en honor al primer siglo de libertad de la nación y que posteriormente sería testigo de épicos encuentros convirtiéndose en toda una catedral del balompié.
Todos los países europeos estaban invitados a la fiesta futbolera, sin embargo, debido a la gran distancia que existe entre aquel continente y el Río de la Plata, sólo acudieron Bélgica, Francia, Rumania y la ya extinta Yugoslavia.
El campeonato lo jugaron 13 selecciones, 12 invitadas y el anfitrión, divididos en una primera etapa en tres grupos de tres países y uno más de cuatro naciones.
Así, el grupo uno fue conformado por Argentina, Chile, Francia y México; el sector dos lo ocuparon Bolivia, Brasil y Yugoslavia; el tres tuvo la presencia de Perú, Rumania y Uruguay, mientras que en el grupo cuatro se ubicaron Bélgica, Estados Unidos y Paraguay.
El primer gol en la historia de los mundiales lo realizó el francés Lucien Laurent, en la victoria de Francia por 4 goles a uno ante México.
Argentina, Estados Unidos, Uruguay y Yugoslavia fueron las cuatro selecciones que accedieron por primera vez a la fase de semifinales que era la siguiente etapa de la fase de grupos, ya que por el número de participantes aún no se instauraban las etapas de cuartos y octavos de final.
Las potencias sudamericanas impusieron sus condiciones en los partidos de las instancias de los mejores cuatro. Primero, Argentina se impuso 6-1 a Estados Unidos, que en ese momento ya se había ganado el nombramiento de selección sorpresa del torneo.
Después, fue el turno de los anfitriones y no decepcionaron al repetir el marcador de la otra semifinal con un contundente 6-1 sobre Yugoslavia, con lo que se repetiría la final de los juegos olímpicos de dos años antes en la ciudad de Ámsterdam, Holanda.
La rivalidad futbolística entre Uruguay y Argentina había nacido en 1928 y ahora se acrecentaba. La celeste y la albiceleste saltaron al campo del Centenario ante un graderío a reventar en el que se registraron 93 mil asistentes.
Argentina se fue al descanso con victoria parcial de dos goles a uno, gracias a los goles de Carlos Peucelle y Guillermo Stábile a pesar de que Uruguay había sido el encargado de abrir el marcador con anotación de Pablo Dorado.
Para la parte complementaria, Uruguay dio vuelta al marcador 4-2 con goles de José Pedro Cea, Victoriano Santos y Héctor Castro, para que al final el resultado fuera igual que el de dos años antes, los celestes coronándose a costa de sus vecinos.
En donde Argentina sí obtuvo la victoria fue en el campeonato de goleo, el delantero Guillermo Stábile fue el goleador del torneo con ocho tantos, seguido del uruguayo José Pedro Cea con cinco dianas.
Por su parte, Estados Unidos se llevó el premio de consolación al ocupar el tercer puesto mientras que Yugoslavia quedó en el cuarto.
De esta manera además del Río de la Plata, ahora era un balón el que dividía a Uruguay y Argentina. Ambas naciones ya tenían algo más porqué pelear